Se
cayó una rosa, hoy, recién nacida.
Apenas despuntaba pétalos. El suelo
le ofició de alfombra gris, con desconsuelo;
recién tornada a luz, recién amanecida.
Igual como se apaga el brillo de una estrella,
o como se oscurece sin razón el cielo,
bajo una sentencia forjada en el hielo,
que no admite queja alguna, ni querella.
Y mañana el sol, que sale para todos,
y el reloj que sigue caminando esferas,
que no se detiene, que no nos espera,
que clava su aguja sin medir el modo.
Apenas despuntaba pétalos. El suelo
le ofició de alfombra gris, con desconsuelo;
recién tornada a luz, recién amanecida.
Igual como se apaga el brillo de una estrella,
o como se oscurece sin razón el cielo,
bajo una sentencia forjada en el hielo,
que no admite queja alguna, ni querella.
Y mañana el sol, que sale para todos,
y el reloj que sigue caminando esferas,
que no se detiene, que no nos espera,
que clava su aguja sin medir el modo.
Y el mundo que gira y el tiempo que avanza,
y nosotros, mudos como espectadores.
Una flor de menos entre tantas flores.
Se cayó una rosa, hoy, sin esperanza.
Y a pesar de versos, poemas, canciones,
nadie encuentra bálsamo ni explicaciones.